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Sorpresa en casa

Después de una dura semana de trabajo por fin era viernes. Salí de la oficina y me dirigí hacia el supermercado que está cerca de mi casa para comprar algunas cosas para el fin de semana.

Al llegar al portal, miré hacia la ventana de mi piso y vi que la luz estaba apagada. 

   - Que raro, aun no ha llegado a casa.- Pensé

Le di al botón del ascensor  y presioné el numero de mi apartamento. Al abrirse la puerta del ascensor vi un reflejo, no era la luz del piso, era algo diferente. Abrí la puerta y el salón solo estaba iluminado por cuatro velas y sonaba en los altavoces del ordenador una canción que me encanta.

Justo al lado de las velas había un papel escrito a mano y un antifaz. El papel tenía escrito:
  1. Di " Hola, estoy aquí"
  2. Deja todo lo que traes
  3. Quítate toda la ropa menos el sujetador y las bragas.
  4. Ponte el antifaz
  5. Di "Lista"
  6. Espera por mí. Yo vendré a buscarte.
Hice todo lo que ponía en el papel y segundos después él se acercó a mí por detrás. Me acarició suavemente los brazos mientras me quitaba el reloj y los anillos que llevaba y al mismo tiempo me besaba en el cuello. Al terminar de quitarme todo, deslizó sus manos por mi vientre y cuidadosamente levantó el elástico del tanga que llevaba para acariciar la delgada linea de vello que tengo, lo cual hizo que me estremeciera.

Comencé a andar con el antifaz en los ojos, sin ver absolutamente nada, guiada por él. Llegamos al dormitorio, me acercó a la cama y me dijo que me echara en el medio. Completamente a ciegas no sabia lo que iba a pasar. 

Me separó un poco las piernas y empezó a acariciarlas y a besarlas. Continuó subiendo, me lamió las ingles y rozó mi ya humedecido sexo. Pasó por mi tripa y me acariciaba. Notaba que mi piel se erizaba y me daba mucho placer. Me besó en el cuello y rozó con su boca mis labios. Le buscaba pero no le encontraba. Empezó a bajar otra vez por mi cuerpo y me quitó el sujetador dejando al aire mis pezones duros y erectos. Después me quitó el tanga. Completamente desnuda y sin poder ver, noté su respiración en mis labios exteriores y pasó su lengua por mi clítoris. Estaba muy cachonda. Dejó de tocarme. ¿Donde está?

A los pocos segundos me cogió un tobillo y noté que anudó algo en él. Me cogió el otro e hizo lo mismo. Estaba indefensa, con las piernas atadas y sin ver nada. La falta de libertad y de visión hacia que mis sentidos y mi lívido aumentaran. Volvió a desaparecer.

Algo me tocaba, me acariciaba. Era un pequeño látigo de 5 fustas que tenemos. Lo pasaba por encima de mis brazos y mi cuerpo. Mis pezones querían salirse de mi cuerpo, tenía toda la piel de gallina. Con el látigo fue hasta mis manos, agarró mi muñeca y también anudo algo a ella. Se fue hacia la otra mano e hizo lo mismo. Estaba atada a la cama. Era la primera vez que hacia eso pero me estaba gustando mucho.

Oí como se desnudaba. Noté el calor de su cuerpo encima mí. Notaba su pene acercándose y rozando mi vagina completamente mojada. Me besaba el cuello, rozaba de nuevo mi boca, lamia mis pezones, besaba mi barriga, acariciaba mis ingles y tocaba mi clítoris con sus dedos. ¿Eran sus dedos?

Algo tocaba mi clítoris pero me di cuenta que no eran sus dedos. Estaba mojado, duro y suave. Acercó su mano a la mía y me dio un pequeño mando. Era un vibrador con mando a distancia. Estaba lubricado aunque no hacia falta por lo mojada que me encontraba.

Jugaba con el vibrador, lo subía y lo bajaba hasta encontrar el agujero de mi vagina. Lo introdujo suavemente hasta meterlo completamente. Yo activé el mando y el pequeño aparato empezó a vibrar. Cuando el vibrador comenzó a moverse, él empezó a besarme y lamer mi vagina, mis labios, mi clítoris. Hacia círculos con sus dedos y su lengua para excitar aun más si cabía mi sexo. Yo le daba a las diferentes velocidades del vibrador. Me encorvaba, gozaba, gemía de placer. Su lengua. Su lengua, junto al pequeño juguete hacían que estuviera a punto del orgasmo.

Sacó el vibrador de mi vagina completamente mojado y lo puso en la base del clítoris. ¡Iba a correrme, iba a correrme! Yo le daba compulsivamente al mando para cambiara de velocidades, estaba a punto. ¡Ahí, ahí!, le dije. ¡Oh, oh, sí, sí! Y el mejor de los placeres llegó. Un orgasmo enorme, húmedo, agotador. Notaba como latía mi vagina, estaba exhausta pero quería más.

Él subió rápidamente hacia mi boca y me besó muy apasionado. Al mismo tiempo que me besaba metió su pene sin ninguna resistencia por mi parte. Estaba dilatada, caliente, mojada. Empujó fuerte y llegó hasta el fondo. Él sabe que si toca el fondo el orgasmo llega en cuestión de segundos. Volvió a empujar, continuaba entrando y saliendo, fuerte, rápido. Le agarraba fuerte por la espalda, yo gemía de muchísimo placer, iba a llegar de nuevo. ¡Sí, aquí viene de nuevo. Otro orgasmo! ¡Sí, sí!¡Oh, sí, joder! Y al mismo tiempo llegó él. Llegamos los dos al mismo tiempo. Notábamos nuestros sexos latiendo fuerte, con la piel completamente sensible al tacto por el placer que acabábamos de sentir.

Fue fantástico. Me muero de ganas por la siguiente sorpresa.

;-)

P.D: Hecho real ocurrido hace unos días. ;-)